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LOS LIMITES SON UN APRENDIZAJE IDEAL PARA LA VIDA ADULTA
Cuando se marcan límites en casa
es inevitable que surjan disputas: lo más probable es que el niño intente
saltárselos. Una actitud serena, tranquila y consecuente por parte de los
padres es fundamental para superar el conflicto y para que el niño aprenda que
no siempre puede hacer lo que quiere. Por un lado, esta actitud resulta más
convincente que dar gritos y proferir amenazas; por otro, le sirve de modelo al
niño, que imitará la manera de comportarse de sus padres cuando tenga que
solucionar sus propios conflictos.
Si los límites y sus
consecuencias -tanto del cumplimiento como del incumplimiento-están
correctamente definidos, el niño aprende a tomar decisiones, según su propio
criterio. Por ejemplo: "¿Qué hago?, ¿me como la cena y así luego puedo
tomar un helado o elijo no probar bocado y renuncio al helado?". Esto
ayuda a los niños a hacerse responsables de las consecuencias de su
comportamiento. Así, poco a poco, van aprendiendo que son ellos quienes marcan
sus propios límites. Al principio necesitan que el límite venga de fuera, que
lo fijen sus padres, pero, con el tiempo, serán ellos los que establezcan las
normas que dirijan su comportamiento. Una vez que se conviertan en adultos, no
precisarán que alguien les diga cómo actuar, porque ya habrán aprendido e interiorizado
cuándo un comportamiento es adecuado y cuándo no.
Artículo tomado de La Eduteca
NORMAS DE COMPORTAMIENTO PARA PADRES
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Fuente imagen | http://vaninaytusalud.com.ar/ |
Los adultos deben comportarse y no hacer uso de:
- Chantaje emocional. No usar frases como: "Eres malo y no te quiero" o "cómo me puedes hacer sufrir tanto". Es mejor decir: "Te quiero mucho, pero me enfado cuando saltas encima del sofá".
- Amenazas. No recurramos a la amenaza para que el niño obedezca. Puede resultar eficaz en el momento, pero desarrollará miedos posteriores o acabará amenazándonos a nosotros y también a los demás.
- Negociación de las normas o justificación de nuestra actitud. No hay que darle opciones para elegir; hasta los cinco años el niño no es capaz de tomar decisiones sencillas entre dos o tres alternativas. Los niños pequeños no entienden de tratos y les confunde alto que traducen como un cambio continuo de la norma sin saber a qué atenerse. Como consecuencia, dejan de respetarla.
- Risas mientras damos una orden. Haga lo que haga el niño, no debemos eludir la seriedad que el momento necesita y no podemos permitir que interprete que estamos jugando o que las normas son algo que se puede tomar a broma.
- Forcejeos y descalificaciones. Por supuesto, no debemos recurrir a ningún tipo de forcejeo o descalificación para obligar al cumplimiento de la norma. Existen otras muchas formas de hacer cumplir una orden, como dejar de atender cualquier actividad que inicie el niño y repetirle el mensaje: "Cuando hagas lo que te he dicho, te atiendo".
FUENTE | El manual de Supernnany (2007) Extracto